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La Despedida 7

Los presentimientos son pasos en un corredor oscuro. Tengo la sensación que el antiguo poseedor del libro era un hombre. Subraya con tinta de color azul, un color horrible que la sensibilidad femenina hace bien en repeler. Aunque lo hace con un cuidado devoto, usa regla y jamás toca las letras, es cuidadoso como una mujer. Los hombres confiarán siempre en su vergonzoso pulso antes que usar una regla en un libro tan pequeño. Es una regla, no una tarjeta, la línea no se corta.
La evidencia entonces es contradictoria y sin embargo sigo teniendo la sensación que entre más continúe leyendo, más me aseguraré que fue un hombre quien lo hizo antes.
Mientras avance espero encontrar algún otro patrón en lo que le interesó, subrayó, hasta ahora nada real, monólogos de los personajes, tal vez.

 

Creo que hay que aceptar la vida con todo lo que conlleva. Ese es el primer mandamiento anterior a los otros diez. Todos los acontecimientos están en manos de Dios y nosotros no sabemos nada del destino que les espera mañana, con lo cual quiero decir que aceptar la vida con todo lo que conlleva significa aceptar lo imprevisto. Y un hijo es una concentración de lo imprevisto. Un hijo es la imprevisión pura.

 

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La Despedida 6

—¿Cómo es eso? —preguntó el trompetista.

—Fue un santo muy curioso. No lo torturaron los paganos por no creer en Cristo, sino los malos cristianos porque le gustaba demasiado pintar. Probablemente sabrá que durante los siglos octavo y noveno se impuso en el sector griego de la Iglesia un firme ascetismo que no toleraba ningún tipo de goce terrenal. Incluso los cuadros y las estatuas eran considerados manifestaciones de un sibaritismo vicioso. El emperador Teófilo mandó destruir miles de hermosos cuadros, y a mi Lázaro le prohibió pintar. Pero Lázaro sabía que con sus cuadros glorificaba a Dios y no se sometió. Teófilo lo encarceló, lo torturó; pretendía que Lázaro abjurase el pincel, pero Dios se compadeció de él y le dio fuerzas para soportar los crueles sufrimientos.

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La Despedida 5

 

—En este país la gente no aprecia la mañana. Se despiertan por la fuerza, con la ayuda del despertador, que destruye su sueño como el golpe de un hacha, y se entregan repentinamente a una lastimosa prisa. ¡Ya me dirá usted qué clase de día es el que empieza con semejante acto de violencia! ¡Qué puede pasarle a la gente cuando recibe diariamente, con la ayuda del despertador, un pequeño shock eléctrico! Diariamente tienen que acostumbrarse a la violencia y desacostumbrarse al goce. Créame, lo que decide el carácter de la gente son sus mañanas.

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La Despedida 3

Seguimos en la búsqueda.

 

Difícilmente. Los celos tienen el asombroso poder de iluminar con rayos penetrantes únicamente a uno solo, dejando en total oscuridad a la masa de los demás hombres. La mente de la señora Klima no era capaz de seguir más que la dirección de aquellos mortificantes rayos y su marido se había convertido en el único hombre del mundo.

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